miércoles, 18 de diciembre de 2013

"Es curioso que la vida, cuanto más vacía, más pesa."

Se terminaron los disparos en forma de recuerdos. Ha llegado un punto, por extraño que parezca, en el que las heridas no te debilitan, sino que te hacen más fuerte.
Llevo días contándolas y tratando de entender entre café y café la facilidad que tienen ciertas personas de olvidarlo todo y de marcharse sin haber inventado al menos una despedida. Por mucho que uno pase página o pase el libro entero cada noche vuelven (a mi cabeza y a mi cama) las mismas ganas de dormir contigo, las del principio.

Sin embargo, te aseguro que ya nada importa si podemos vivir o vivirnos de nuevo, aún no es demasiado tarde para volver a creer. Hablo totalmente en serio; imagínate lo bonito que sería que llegara el día que nos tengamos y a pesar de ello, nos sigamos buscando.

Me conformo con volver a ser tú, volver a ser yo, volver a encontrar los motivos que fueron y nos traen de nuevo aquí. De verdad que busco una pequeña salvación que me proteja de noviembre y del tremendo miedo que me da hace 1096 días. La misma a la que poder dar las gracias por los sueños.

Tan sólo necesito conversaciones bonitas hasta las tantas y que después, llegue la calma a todos los rincones que no sean la cama. 

sábado, 26 de octubre de 2013

Cánsate conmigo.

Llegó el momento de parar las dudas, de olvidar los miedos, de que todo lo que duele vuele, de recomponernos de los golpes, de evitar que nos sigamos apagando, de acabar con la peor pobreza que es ésta de no tenernos.

Quizás ahora más que nunca, que voy con el corazón a voces, sea el momento idóneo para plantearnos el perder el culo por un abrazo sincero, un beso sincero, una persona sincera. De verdad que podemos quejarnos (como humanos que somos) por cualquier cosa, pero volver con más ganas de amor, de hacerlo, de darlo, de recibirlo.

El problema es que hemos encontrado la manera de curarnos, no sin antes hacernos daño. Y ya no quiero más eso, no quiero seguir dándonos abrazos tan fuertes que parecen preceder las despedidas. Prefiero tu mirada perdida, perdida de madrugada como nosotros en las calles de esta ciudad, perdida en mí.

Deberíamos soñarnos todas las noches. Pues sabes que no podía dormir sin que durmieras. Igual que sabes el destino y sabes los motivos.

A ti, mi amor, te doy la libertad de descolocar, de doler y de volver siempre. No hay nada como la felicidad cuando se puede tocar.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Si escribe el corazón imposible que mintiera.

Haría eterno el despertar entre rayos de sol irrespetuosos y unos cuantos gritos a lo lejos que se mezclan con el ajetreo de la ciudad.

De la misma manera que me levanto, también levanto la persiana y abro la ventana de par en par y cojo aire tan fuerte que parece irme la vida en ello.

Justo enfrente, un bloque de pisos se junta con el cielo. Dedico siempre las últimas horas de la mañana a imaginar la vida de aquellos que están al otro lado de la ventana. Les pienso enamorados, un amor totalmente distinto, un amor puro. Les pienso en una cama llena de sueños compartidos.

Y como siempre, son unos cuantos sentimientos mezclados con palabras los que me devuelven a mi ser. Los que me llevan a recuperar mi esencia, a abrazar a un desconocido que no lo era tanto y a enamorarme de su sonrisa que es la más bonita de este jodido desastre llamado mundo.

Soy yo, más viva que nunca. Ahora no quiero huir, sino que vuelvo para conquistar el mundo una vez más. Ahora sólo quiero poder mirar despreocupada el mismo cielo y poder enredarnos en el caos de un amor delirante de los que ya no quedan.

Oye, Sonrisa, si tú me dejas haré de todos los meses septiembre, para que nos podamos querer sin caducidad.

lunes, 1 de julio de 2013

¿Quedamos en tu herida o en la mía?

Me acuesto a solas con mis pensamientos. Estos me acompañan para recordarme lo grande que se ha vuelto la cama sin tus sueños y sin tus caricias. Y me levantan cada mañana con la sonrisa rota, sabiendo que nada va a cambiar.
Mis manos y yo, que sólo pedíamos hacer vida en tu piel, en tu olor...y tú, que aún no te has enterado.
Ni siquiera llegamos a conocer el término medio; tú no dejaste el miedo a sentir fuera y yo, en fin, yo a cuarenta y siete emociones por minuto.

Te prometo que no hablo de esto, de ti, porque tengo miedo que me digan las palabras que evito, que me aterran. Por lo mismo que es mejor que nadie pregunte que fuimos, pues definir es limitar.

Que sepas no me olvido del último beso, ni de tus palabras, pues ese día lo dijiste: "no me empieces a querer". Pero yo no te hice caso, porque un cuerpo lleno de soledad es capaz de aferrarse al clavo más ardiente aunque le produzca una herida de por vida.

Cuanto más te alejas más canciones hablan de ti, menos puedo leerte y más batallas de corazón que persistir en este cuerpo. Estoy segura que al corazón le quedan apenas unas sacudidas para asumir la derrota después de tantos años y tantos daños.

Lo más triste es que ya no me perderé en tus ojos y sólo me esperarán los libros y una cama fría y vacía. Mientras yo, no podré hacer otra cosa que escribirte y gritarte cuando duelas. Desearía que no te fueses como el resto. Serían para ti todos los cafés de las 7:48 y la espuma de mis labios.

viernes, 7 de junio de 2013

Hoy sólo tú me curas.

El cielo siempre habla de ti, vaya donde vaya. Lo hace en silencio, porque sabe que así dueles más.
La ciudad también habla de ti, habla tanto que ya lo sabe hasta el cartero. Cuando viene a casa me dicen sus labios: ¿por qué estás tan sola?, y su mano te sostiene a ti, que eres como una carta de despedida.

Daría lo que fuera por olvidar esta realidad que no deja de ahogarme, pues debes ser más real que de costumbre porque dueles más que de costumbre.

Sé que no podré tenerte pero sólo enséñame tus dolores y los curaré con caricias. Sé que seguimos compartiendo el mismo mundo, igual que sé que mis manos siguen temblando cuando te pregunto si te has desenamorado de mí.

Tengo que aprender a no tener miedo de sentir, aunque te advierto que mi corazón está a pocos latidos de romperse. Te prometo que podemos latir más, como nunca hemos latido, y que podemos besarnos más con menos permisos. Siempre que tú quieras. Para mí ya quedó atrás el amor desesperado sin sitio para besos.

viernes, 3 de mayo de 2013

He estado visitando otras camas por el ridículo temor a olvidarte, igual que si al dejar de hablar uno olvidase las palabras.




Me apetece escuchar de nuevo a Papá tocar un vals en el cuarto naranja y emocionarme con las fotos que nos rodean y sentir la delicadeza con la que acarician sus dedos las teclas del viejo piano.

Últimamente me paso las horas muertas sin salir del cuarto naranja cuando las noches solitarias me duelen. Ahora todos en la ciudad saben que no es normal en mí que sea primavera y me cueste un mundo salir de casa sin fuerzas y sin ti porque antes mi casa era tu cuerpo. Deja de dolerme. Estoy harta de que no estés. Nunca estás. Estoy harta de escribirte cientos de palabras sentidas que nunca lees. 

Hace tantos días del principio que quiero besarte en todos los parques, en todas las calles, en todas las azoteas y en todos los portales, aunque las ciudades nunca sean suficientemente grandes para todos los besos que quiero darte.
Quiero amanecer con todo tirado alrededor y que tú seas el desorden más bonito del mundo. Quiero respirarte mejor.

Hazme un favor. Cuando no quede nada de lo que un día conociste, sécame las lágrimas y no dejes de conquistarme, pues siempre tienes unas cuantas palabras que me hacen sentir pero no ser.

miércoles, 1 de mayo de 2013

"No queda ni una palabra de cariño en el aire".

Nostalgia, del griego: "el dolor de una vieja herida". Así me siento yo mientras abrazo a la tristeza. Cuando sólo me queda desayunar poesía porque nada más me llena.
Quiero dejar a la tristeza, antes de que se acostumbre a mis abrazos, y poder soñar en recomponernos y poder volver a abrazarnos una vez más.

Pienso en ti cuando las estaciones cambian, porque también cambiaste tú. Pienso que quiero contarte y dedicarte muchas cosas pero ya no puedo. Venga, aún estamos a tiempo, vuelve. ¿Acaso no recuerdas las calles mudas? Sólo allí mi mirada perdida se encontraba en ti, sólo entonces la ciudad se deshacía a nuestro paso.

Lo que está claro es que el amor lo puede todo y sino mira como pudo con nosotros. Pudo tanto que desde entonces nos da por amanecer en camas distintas.

Sólo recordarte que fuimos eternos y que no fuimos, somos o seremos como ninguno de los amantes que el mundo ha conocido.

Sé que volverás tarde, me acostaré sin ti y no me querrás, ni un poco, ni siquiera algo. Mientras yo te recordaré atrapando sueños.

domingo, 7 de abril de 2013

“No sé qué decirte. Tal vez que todavía tu nombre me palpita exactamente al lado de la palabra siempre.”


Hace tan sólo tiempo deshacíamos inviernos por el mes de abril. Éramos puro amor de callejón. En el muro siempre tus manos y en mi boca tus besos. Éramos éxtasis en estado puro. Y al igual que los formales se presentan a sus padres;  tú, el informal, me presentabas tu habitación de segunda planta con cama a doble altura. Éramos, en definitiva y en pasado, socialmente incorrectos.

Sin embargo, hoy el siete da vértigo, igual que da vértigo amanecer y enfrentarse a nuevos días sin ti porque has decidido caminar en sentido contrario.

No sé si esto es amor o empeñarme en vivir en tu cuerpo. Ahora sólo espero día tras día que vengas tú a abrirme los ojos y un poquito el corazón. Necesito sacarlo todo fuera, escribirlo en cualquier sitio para que también pueda llenarse de vida y quedarme libre, que es como yo te quiero a ti, libre y rebelde.
No me ahorres nada, quiero incluso los rencores y los descaros, porque yo no sé querer a medias ni aun queriéndolo.

Y aunque abril venga a recordarme que ya no soy feliz, pienso poner flores en el jarrón sin hacer de ellas un símil de amor cuando se marchiten.

Nunca hubiese pensado que escribirte esto pudiese doler así, chico de ojos tristes. Que tú me dolieses así.

jueves, 28 de marzo de 2013

Digamos que tu nunca y mi tal vez se traducen en un simple "ya fue".

Voy buscando a ciegas un sueño, que me niega y que me agacha la mirada. Me dice que querer no siempre es poder y tiene toda la razón, será que los sueños son sabios. Sino mírame a mí, queriendo recrearte y tú de irrepetible.
Antes marzo solía desnudarse mientras abril me quitaba la ropa. Y tú y yo no controlábamos nada. Dejábamos todo surgir y nos gustaba sentirnos llenos de casualidad. Pero más te gustaba verme los domingos fríos cuando yo sólo quería una vida de azotea, en los tejados, y mis manos inquietas rodear tu espalda inmensa como si fuese el mar y sólo pretender admitir las tuyas abrazando mis lunares.
Te envidio porque necesitas a nadie y a mí me da por llorar de amor en una almohada desconocida y seguir entera. Me aterra sentirte tanto, pero más que llegue un día en que no te sienta. Supongo que significa que no estoy muerta, pero...¿Y tú? Te prometo que he olvidado todo odio y voy a sonreírte y a quererme más. Pero si me ahogo, ven en silencio y rescátame.

No deberías olvidar que hay amores que han acabado por menos y que siempre que quieras, seguiremos siendo aquel quién fugaz que ya fuimos.


viernes, 8 de marzo de 2013

Mujer fuerte, corazón frágil.



Me siento sola en medio de un montón de gente, sin ver la calma que debería llegar tras la tormenta. Tampoco veo el Sol y mis ojos cansados de mirar mentiras no quieren abrirse más. Debo matar los sentimientos y los miedos, que siempre llevo conmigo por no dejarlos fuera. Bésalos y escríbelos un poema. O quién sabe, puede que un día, dentro de mucho tiempo, se oxiden o envejezcan y no quieran saber más de ti.

Deberías relajar esos puños cerrados que evitan caricias, pues mis manos echan de menos las tuyas. Y dejar de apuñalar con tus palabras y gestos que un día amaron; mientras yo apuñalo tu ausencia porque quiero que regreses en tan solo un pestañeo.

Quiero que vuelvas a amar mi vergüenza, mis dudas, mis miedos y nunca dejes de marcar días felices en el calendario, ni de creer en alguien, ni de creer en ti. A mí me sobran motivos para extrañarte de antemano, porque como decía ayer Ismael Serrano: “Hoy es siempre todavía”.

Y hoy solo sé que bastará un café con dos de azúcar y una sonrisa para que te prometa quedarme a vivir en tus manos.

sábado, 23 de febrero de 2013

El amor viene y va y regresa y la ciudad es el testigo.

Ayer estuve en la ciudad. No os podéis imaginar lo que la echaba de menos. A veces pienso que estoy enamorada y que en algún momento quiero vivir en, con y de ella.
Disfruto caminando hacia ninguna parte, a contracorriente de toda esa multitud, entre luces y carteles coloridos. Disfruto porque no veo dos personas iguales, ni siquiera gemelos, nunca he visto gemelos en Madrid.
Y me encanta visitarla cuando mi cabeza no admite otra preocupación que no sea un buen café entre risas.
Lo que siempre he querido es correr y cantar por cualquier calle, más o menos larga. Allí nada me da vergüenza, nadie me conoce, ni nadie me juzga.
Y es bonito, porque son todas esas sutilezas las que me hacen sonreir a cualquier desconocido, las que me hacen pedirle que quiero que se quede conmigo esta noche, en la ciudad.

Te quiero, Madrid. 




martes, 5 de febrero de 2013

Voy, buscándome la vida, buscándote en mis planes.


Ven. Quédate. Ponte cómoda, te traeré un café y porque no, también una de esas galletas que siempre robas a escondidas de mi despensa. ¿Azúcar? Mejor que sean dos. Que ya sabemos que los números impares y tú… Voy a empezar desde el principio…cuando yo tenía miedo de que no existiese un siempre y apenas un ahora. Cuando aún éramos más grandes y no dejábamos que los sueños se deshicieran, ni que el presente nos rompiese por dentro. Ahí estabas tú, en las mañanas soleadas siendo el rescate de sonrisa grande, natural. Porque me gusta verte colocar los platos con cuidado cuando quedamos a cenar y verte maquinar quién sabe que plan para dentro de quién sabe cuando, mientras yo te desordeno entre compases de canciones compartidas. Porque no quiero dejar en el olvido los abrazos y los gritos que les siguen y nos definen, ni el dormir entre recuerdos de toda una vida, ni el cruzar corriendo por los pasos de cebra como gatos callejeros.

¿Ya te has tomado el café? Espera, que aún tengo más. Me he dado cuenta de que cada vez que te miro nos veo más diferentes, pero “polos opuestos se atraen”, ¿no? Que pese al tiempo, las heridas y la lluvia somos recíprocas. Porque aunque la rutina nos mate mi corazón da voces para que arañes los segundos y te quedes otro viernes, que ya sabes que me ahogan.

Ya lo último, lo prometo. Todo es diferente desde que llegaste. Ya no estoy vacía desde que decidiste revolucionarme. Si te elegí fue porque no quiero una que esté cuerda, porque las cuerdas atan.

martes, 22 de enero de 2013

Dice que tiene miedo de la muerte del amor.

La mirada cansada y el dormirse triste son más que una opción, desde hace un año.
De vez en cuando, mis dedos, inconscientes, rozan con cuidado la cicatriz vieja para recordarme que las promesas sin cumplir, las promesas rotas no dejan de doler. Sin embargo, no me rindo nunca, porque el dolor pasa, es temporal. 
Lo que no quiero creer es que la persona que un día te lleno de primavera en el invierno más frío, se haya ido. Pero así son las cosas, y lo malo de lo bueno es que dura siempre demasiado poco.
Ahora intento asimilar que debo dejar de regalar amor a quienes no lo merecen, mientras mi corazón sigue sintiendo cosas que mi cabeza no logra entender. No lo comprende porque en ella no dejan de dar vueltas imágenes de una vida que nunca viví.

¿Y sabes qué? Desde abril nadie mira al cielo y absolutamente nadie puede con los lunes desde que nos prohibieron soñar. 
Aunque dejemos de creer y nos vacíen por dentro intentamos hacer algo grande de cada día. Salvo los martes, que siguen siendo imposibles sin tu voz.

domingo, 13 de enero de 2013

Siempre en estado de espera.

Vivimos en una sociedad acelerada y complicada. Pero nosotros no somos distintos, en absoluto. Como seres cambiantes nos asusta la idea de atarnos, de aferrarnos a alguien o algo, de adquirir un compromiso. Odiamos afianzar las cosas, acatar normas o cumplir los horarios y planes propuestos, por la sencilla razón de que todo es efímero; las oportunidades vuelan y la vida se escapa, mientras nosotros no queremos correr.
En cuyo caso se trataría de una completa y absurda paradoja, pues como ya he dicho, vivimos agobiados por el tic-tac del reloj, por los plazos...
Es por eso, que de vez en cuando necesitamos parar, respirar y concedernos el lujo de tomar un buen café, de hojear nuestros escritos preferidos, de escuchar aquellas canciones que recuerdan momentos bonitos con personas con las que ya no compartimos nada... 
Lo que es totalmente evidente es que como seres curiosos e inquietos que somos queremos probar cosas nuevas y disfrutar, saborearlas, experimentar con ellas.

Lo que queremos es conocer a otros locos, EMPEZAR DE CERO.

jueves, 3 de enero de 2013

Que será de ti y que será de mí.

La mayoría de las personas piensan que para escribir una carta de amor hay que estar enamorado. Sin embargo, yo no lo pienso, por eso te la escribo a ti, mi gran amigo, para decirte todo lo que nunca te he dicho.

Sencillamente, es indescriptible cuando sé, cuando siento, que llegaste para marcar la diferencia entre todo lo demás. Aunque más sencillo aún, es entender que momentos como las noches de verano, las largas llamadas telefónicas y la música dan sentido a mi vida.
Tan pronto apareces cuando lo necesito para decirme que tranquila, que afloje, que las cosas saldrán bien; como se nos pasan las horas muertas riéndonos de la vida. Sin duda son esas fuerzas, esa fe que tienes en ti y en mí la que me contagia las ganas de querer siempre más.
Pero más tremendamente maravilloso es que seas el único que de madrugada me recuerde que nos debemos  un paseo, una charla o cualquier otra de esas bonitas nimiedades. 
Es por todo eso, que sólo sonrío, sonrío a oscuras, justo antes de dormirme, al recordar unas frases que decía Federico Moccia: "Ninguna relación humana contempla la posibilidad de que uno se halle en posesión del otro. En cualquier pareja de almas, las dos son absolutamente diversas. Tanto en la amistad como en el amor, ambas, codo con codo, levantan las manos juntas para encontrar aquello que ninguna de las dos puede encontrar por sí sola..." con las que me doy cuenta de lo realmente importante. Como que te tengo, que vivir acompañada no dejará de ser lo más genial y que los caminos de mil millas comienzan con un paso.

Ojalá y siempre nos quede un poco de futuro y unas cuantas palabras sentidas que compartir.

Atentamente: Sara Reina.