sábado, 23 de febrero de 2013

El amor viene y va y regresa y la ciudad es el testigo.

Ayer estuve en la ciudad. No os podéis imaginar lo que la echaba de menos. A veces pienso que estoy enamorada y que en algún momento quiero vivir en, con y de ella.
Disfruto caminando hacia ninguna parte, a contracorriente de toda esa multitud, entre luces y carteles coloridos. Disfruto porque no veo dos personas iguales, ni siquiera gemelos, nunca he visto gemelos en Madrid.
Y me encanta visitarla cuando mi cabeza no admite otra preocupación que no sea un buen café entre risas.
Lo que siempre he querido es correr y cantar por cualquier calle, más o menos larga. Allí nada me da vergüenza, nadie me conoce, ni nadie me juzga.
Y es bonito, porque son todas esas sutilezas las que me hacen sonreir a cualquier desconocido, las que me hacen pedirle que quiero que se quede conmigo esta noche, en la ciudad.

Te quiero, Madrid. 




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