Llevo días contándolas y tratando de entender entre café y café la facilidad que tienen ciertas personas de olvidarlo todo y de marcharse sin haber inventado al menos una despedida. Por mucho que uno pase página o pase el libro entero cada noche vuelven (a mi cabeza y a mi cama) las mismas ganas de dormir contigo, las del principio.
Sin embargo, te aseguro que ya nada importa si podemos vivir o vivirnos de nuevo, aún no es demasiado tarde para volver a creer. Hablo totalmente en serio; imagínate lo bonito que sería que llegara el día que nos tengamos y a pesar de ello, nos sigamos buscando.
Me conformo con volver a ser tú, volver a ser yo, volver a encontrar los motivos que fueron y nos traen de nuevo aquí. De verdad que busco una pequeña salvación que me proteja de noviembre y del tremendo miedo que me da hace 1096 días. La misma a la que poder dar las gracias por los sueños.
Tan sólo necesito conversaciones bonitas hasta las tantas y que después, llegue la calma a todos los rincones que no sean la cama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario